Buenos Aires también se sumó a los festejos del año del dragón, en nuestras latitudes el Barrio Chino se vio invadido por miles de personas que se acercaban a presenciar eventos de lo más singulares y coloridos. Rodeada de amuletos y objetos colorados, símbolos de la belleza y prosperidad e impregnada de buena suerte por haberle dado una palmada al dragón gigante que danzaba en las calles, me di cuenta que también era un buen año para Jason Wu, un joven y talentoso diseñador que nació en China en 1982.

Temiendo que algún rayo de sol se pose en mi cuerpo paso casi todos los veranos en Buenos Aires; calurosa por demás, disfruto de sus calles casi desiertas, abandonadas por los entusiastas veraneantes que se van en busca de tierras más frescas y playas para los mas afortunados.

Parece que todos quieren su museo ahora. Una de las estrategias que están eligiendo últimamente las casas de moda y los diseñadores más importantes es abrir museos o archivos en donde puedan ofrecer un recorrido por sus principales creaciones al tiempo que intentan dotar de más prestigio a las marcas que representan. Pero ¿qué pasa cuando la obra del diseñador o de la marca en cuestión tiene un volumen tal que precisa de aproximadamente 107.500 m2 para su exhibición?