Accesorios hechos a mano con cueros naturales de curtido vegetal (libres de cromo). Productos sustentables.

Hace tres años nacía York Buenos Aires así de repente, casi por casualidad.
Fueron tres años de muchísimo trabajo, de algunas equivocaciones y de infinitas satisfacciones.
Crear un proyecto desde cero es dificilísimo, hay que estar en los detalles mínimos y en las cosas grandes, en absolutamente todo.
Uno crece diariamente, aprende, se equivoca, se frustra y vuelve a confiar, y toda esta vorágine se da casi al mismo tiempo. Soy una convencida que las cosas siempre pasan por algo, pero solo se dan en el momento justo. Mi nombre es Rosario Bengochea, y esta es parte de mi historia:

La idea de crear algo propio, me venía persiguiendo desde hacia mucho tiempo. Por el 2011 había creado una marca de accesorios que vendía en algunos locales del interior, en Facebook (que en ese momento era el boom) y en la empresa donde trabajaba. Compraba los materiales y me pasaba todos los fines de semana encerrada, haciendo, creando, y en definitiva soñando con algo distinto y mejor para mi. Luego de un tiempo me di cuenta que no podía seguir con ese ritmo, tenía amigas, un reciente novio y una familia que me quería ver por lo menos los fines de semana. Fue después de un tiempo que abandone la marca de los accesorios. En ese momento sin darme cuenta, algo se estaba despertado en mi, algo que me hizo cambiar el rumbo de mi vida profesional.

Hace 3 años trabajaba para una multinacional, mi jefe de ese entonces me llamo a una salita y me dijo que ya no pertenecía más a la empresa debido a una “reestructuración de la compañía”. Había trabajado más de 6 años. Ante semejante noticia mi primer reacción fue quedarme totalmente helada, mi segunda reacción fue abrir los ojos cuando vi lo que me iban a dar por "nuestro acuerdo entre partes" Fue ahí, exactamente en ese preciso momento donde comprendí que debía trabajar sólo por mis sueños, no importaba si era en una oficina, o incluso para otros, pero si en algo que me hiciera feliz.

Parece que esos sacudones te colocan efectivamente donde tenes que estar, y así fue. Recuerdo que el día siguiente a mi despido, Googlee: "comprar cueros en caba", y a los dos días estaba comprando mis primeros cueros. Sin saber el resultado, ni siquiera que iba a hacer con ellos, sin saber del rubro, ni sus dificultades, entendí que tenía una página en blanco para llenar, y me sentí por primera vez LIBRE.

Así nació York Buenos Aires, casi por casualidad, o casi que no.
Pero cómo las cosas no siempre salen como uno lo planea, a la semana de mi despido me llamaron de la competencia para que fuera a trabajar con ellos. Nunca lo dude y fui feliz, ya que podía continuar con el trabajo fijo que siempre me dio tanta “seguridad”. Sin embargo, algo ya estaba latente en mi, y no estaba dispuesta a dejar un nuevo sueño atrás.
Y esta vez, con mucho sacrificio y amor me propuse llevar a cabo ambos trabajos a la vez. Durante un año y medio me mantuve en los dos, me esforcé muchísimo, hice crecer el trabajo de mis sueños, me mudé, me casé y todo se dio en el mismo tiempo. Corrí mis límites mucho más allá de lo que siempre soñe. Y todo este despertar laboral, fue un descubrimiento personal enorme.

Actualmente ya hace un año y medio que trabajo solo en York. Ya no soy la misma desde aquel 2011, mi sueño se fue construyendo muy de a poco. En cada colección aprendi muchísimo sobre emprender y sus dificultades, el sector marroquinero, el negocio, las redes sociales, la imagen, la financiación y cuantas cosas mas, y cada día es un crecimiento y un aprendizaje enorme.
Hoy mas que nunca encuentro que York es fiel a de la identidad de la marca que siempre soñe. Y este descubrimiento se da a traves del respeto por los materiales que utilizamos, en la búsqueda de un cuero mas sustentable a través del uso de extractos vegetales. Y todo se complementa, con el trabajo enorme que diariamente realiza cada marroquinero, en cada uno de los talleres en los cuales trabajamos.

Deseo que este relato sea solo el comienzo de una largo recorrido, en la cual podamos ofrecer cada día mejores productos, mejores experiencias para nuestros clientes, y mas oportunidades de crecimiento para esta marca que todavía es muy chica, pero que sueña en grande.

La historia comienza con mi trabajo en moda, registrando fotográficamente las nuevas e innovadoras colecciones de los diseñadores emergentes del 2000. Esta labor me abrió camino hacia el mundo textil y a su interminable abanico de posibilidades que ofrecía para trabajar los materiales. Poder armar un color propio, generar matices y acuarelas, era una idea que me entusiasmaba, pero que no formaba todavía, parte de mi territorio conocido.

Hasta que la idea de un proyecto fotográfico que tuviera su impresión sobre tela, me obligó a meterme de lleno en mi propia asignatura pendiente. El proceso no fue fácil, ya que la imagen debía cumplir con los requisitos que mi propia imaginación me había impuesto. Y no tenía idea de como ni por donde empezar. Pero las cosas del destino hicieron que todas las personas correctas se cruzaran en mi búsqueda. Acompañada de las mejores maestras comienza un camino de investigación textil y de técnicas de estampado. Después de dos años y cuatro meses, logré la impresión que había imaginado.

De ahí en más, no me separé más de los géneros. Seguí estudiando, probando cosas nuevas. Con los resultados fui desarrolando mis primeros productos y piezas textiles. Así es como surge HahnMade.

Ropa nueva y second hand.

Diseñamos carteras con amor y cancheras.